Historia Anekke Mediterráneo: Soy de mar De agua salada y olas que arrullan De mar…
Anekke Sweet
Anekke Sweet
Digamos que presumo de poder gritar a grandes voces que sí, que el amor real existe, y que es dulce, muy dulce.
Es dulce como el primer bocado de aquella fruta africana, como los colores rojizos de un atardecer en el valle de los sueños, tan dulce y atractivo que hacen que tu corazón lata muy deprisa.
Amor a primera vista, o amor que florece cada vez que esa persona especial comparte palabras bonitas contigo, que en tus oídos suenan como la música más bonita. Porque todas las formas de amor son maravillosas. Con esos pequeños gestos, impredecibles. Con las sonrisas, los guiños, los momentos compartidos… Y es que el amor es uno de los sentimientos más poderosos del mundo, aunque a veces duele.
Amor cuando amanece y sientes el calor de su sonrisa, sabiendo que la mantendrás en tu retina hasta que el tiempo lo diluya.
El amor es dulce, porque es la golosina para transmitir paz en el mundo, y regalar sonrisas a pesar de cualquier abrumadora nube de tristeza.
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