Diario de viaje a Arizona (II): La curiosidad pinchó al gato

No recuerdo cómo era viajar sin Towanda. Algunas personas piensan que viajar con un gato es una locura, algo extraño, pero hay varias cosas a las que no puedo renunciar a la hora de viajar: mi cuaderno de viaje, mi cámara de fotos, mi mochila y… Towanda.

A veces le observo mirando los paisajes, interactuando con la gente, surcando sus propios caminos, y me pregunto qué recuerdo quedará en él de cada viaje. Con qué soñará cada noche que dormimos en una nueva ciudad. Y si alguna vez yo podré llegar a sentir esa curiosidad innata que sienten los felinos.

Hoy me ha hecho reír. Viajábamos por un desierto observando sus paisajes. Él iba en mi mochila, maullando de vez en cuando, hasta que saltó y decidió hacer el camino caminando a mi lado. Ante nosotros, un enorme cáctus plagado de flores y, sobre una de ellas, un pajarito cantando. Y fue en ese momento en el que sus rasgos más felinos salieron a flote, con los bigotes estirados, las orejas agachadas y la cola moviéndose a ambos lados a toda velocidad, cuando supe que iba a intentar cogerlo entre sus patas. ¡Y qué sorpresa se llevó!

El pajarito, obviamente, se marchó volando en cuanto lo vio acercarse… pero la pata de Towanda pudo comprobar en qué consiste el susto de pincharse con un cáctus de más de un metro de altura… Y aunque al principio me asusté, su cara de sorpresa, no sé si más motivada por el susto o por el pajarito que se marchaba volando, una vez comprobé que no le había pasado nada malo, me hizo reír. Reír mucho. Ahí estaba él, tumbado en el suelo moviendo la cola hacia los lados, moviendo la polvareda y mirando a su alrededor, relamiéndose la pata. ¿En qué estaría pensando?

Y es que viajar con un gato siempre es una caja de sorpresas subida a un torbellino de curiosidad. Y a veces, la curiosidad pincha al gato. ¡Pero qué de anécdotas me trae su presencia en cada viaje!

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Fragmento del «Diario de viaje a Arizona». ¡Ya puedes conocer la colección inspirada en este viaje en este link!