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Anekke Liberty

Anekke Liberty

La historia que os quiero contar sucedió una bella tarde de Mayo mientras daba un paseo. La primavera tiene algo mágico, eso que hace que las flores broten, el verde tiña los paisajes y las tardes sean un poco más largas. Es una estación del año preciosa en la que, si miras a tu alrededor mientras caminas, todo parece convivir en una paz embriagadora.

Esa tarde sentí, mientras caminaba, como los suaves rayos de sol me acariciaban la piel, acompañados de una brisa ligera, que creaban en mí una sensación especial, como si volase. No pude evitar que una felicidad plena me llenase al observar los colores de las flores, tan vivos que casi podía sentirlos. En ese momento, en el que viví una conexión preciosa con mi entorno, me sentí inmensamente agradecida por poder vivir esos instantes tan mágicos.

Entonces me percaté de que, más allá de las amapolas, las margaritas y las rosas, unas curiosas plantas se agarraban con fiereza a la tierra, y a diferencia de las flores y otras ramas, sobrevivían a las heladas, al calor y a los fuertes vientos. Se adaptaban al medio mientras sus hojas y ramas se iban extendiendo poco a poco, trepando sin prisa por los muros que les cortaban el paso. Y si las arrancaban, volvían a crecer como si intentaran aferrarse con fuerza a sus sueños, sin dejar que nadie se los arrebatara.

Esas malas hierbas me hicieron pensar en algo que muchas veces pasamos por alto. Estamos tan pendientes de hacerlo todo bien que olvidamos lo bonito que es improvisar, ser y sentirse libre. Vivir sin miedos, sin vergüenzas ni complejos, siendo una misma. Y es que a veces no tenemos tiempo, siquiera, para salir a la calle a caminar con calma, observando los pequeños tesoros ocultos en la naturaleza. Nos olvidamos de vivir con un poco más de calma, abriendo bien los ojos para ver todas las cosas bonitas que nos rodean.

Sin embargo, no hay nada más sano que quitarse los complejos al despertar por la mañana, ponerte tu camisa de superpoderes y reír a carcajadas, contagiando tu alegría a los demás. Eso te hace sentir mucho más libre, más feliz, y desarrolla la capacidad de despertar esperanza en los demás, que se contagian de tus ganas de vivir, de la pasión por ser libre, por ser tú.

Porque no hay ninguna sensación que genere mayor felicidad que la de ser coherente contigo misma, ser fiel a ti, a tu modo de ser y a lo que sientes. Por eso, abre bien los ojos, respira profundo, ¡y vive! Vive con esa sensación de libertad en tu interior, vive con calma. ¡Siempre sé tú misma, libre!

Esta entrada tiene 2 comentarios

  1. Me enamoré de esta colección cuando VI la mochila anekke nature preciosa me daba alegría verla esta colección junto a jane y aviadora son mis favoritas esty ansiosa por ver la nueva colección de invierno 2019.de cada colección tengo un bolso me haces muy feliz.

    1. ¡Hola Lola! Muchísimas gracias por tu comentario 🙂 Dentro de muy poquito podréis descubrir la nueva colección, ¡deseando enseñarla!

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