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La chica que soñaba con volar: Amelia Earhart

Siempre me han gustado esas mujeres que cambiaron la historia con sus actos, que te inspiran y hacen coger aliento, cargarte de fuerza y ganas para llevar a cabo todo lo que te propongas. Esas mujeres valientes que ignoraron las imposiciones de sus épocas, para convertir un “no puedes” en un sueño hecho realidad. Esas mujeres que se convirtieron en escritoras, artistas, investigadoras, científicas… pese a que les dijeron que no podían hacerlo, abriendo a futuras generaciones caminos en los que desarrollarnos, crecer, en los que soñar con qué queremos ser sin que nadie pueda decirnos que no.

Este es el caso de Amelia Earthart, la primera mujer que sobrevoló sola el Océano Atlántico, en el año 1928. Es posible que a Amelia le dijeran en más de una ocasión que volar no era “cosa de chicas”, algo que ella ignoró inteligentemente para convertir su pasión (el vuelo) en su profesión.

Ya entonces Amelia se convirtió en un referente de su época, que a día de hoy se sigue considerando un icono feminista, ya que no sólo fue la primera en conseguir ese logro, sino que además impulsó la figura femenina en la carrera aérea, defendiendo la incorporación de las mujeres a este campo profesional.

Leyendo su historia no me cuesta imaginármela, siendo sólo una niña, coleccionando recortes de prensa en los que las protagonistas eran mujeres que llevaban a cabo labores que, tradicionalmente, se habían considerado “de hombres”, algo que su familia declaró que fue de sus mayores aficiones durante su infancia.

Cuando yo volé por primera vez no pude evitar pensar en ella. Sentir esa sensación de nervios e ilusión que se mezclan, creando ese efecto de mariposas en el estómago cuando la avioneta comienza a coger velocidad, y comienzas a sentirte libre, parte del cielo que cruzas. Pensé en que seguramente Amelia sintió eso mismo que yo sentí la primera vez que eché a volar, en el que el único límite que iba a encontrar sería el que ella misma se fijara. Que ya nunca dejaría de hacerlo.

Y es que Amelie Earthart fue una pionera en el mundo aéreo, pero no sólo eso. Es un ejemplo para muchas mujeres que encuentran trabas en su camino por el hecho de serlo, a las que les han dicho o hecho sentir alguna vez que no pueden conseguir su sueño. Es un grito en el cielo, el que dibujó con las alas de su avioneta, para recordarnos a todas que podemos llegar allá donde queremos con constancia, ilusión y ganas.

No hacen falta más motivos para que Amelie fuera la gran inspiración de la colección Aviator (que ya podéis visitar en este enlace), mujer en que me inspiró para subir por primera vez a una avioneta con Towanda, para seguir soñando y, sobre todo, para seguir creyendo en mi misma. Y tú, ¿cuáles son tus mujeres referentes?

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